Esta semana pasada estuve a ver con mis suegros a Andorra , y en las más de 6 horas de viaje en coche , mis tres hijos no pararon ☠️ de utilizar la herramienta que mejor tienen aprendida de las «peticiones persistentes»
«Mamá, me compras en la gasolinera…»
«Vamos, por favor…»
«Cómpramelo…»
«¿Sí?»
«Por favor… cómpramelo»
Y así hasta que la mamá, o papá, cede ante la petición.
Bueno, esta técnica la aprendemos muy bien.
Tan bien, que cuando vamos cumpliendo año la perfeccionamos.
Por ejemplo, tu pareja o mujer quiere una alfombra nueva (esto me ha pasado♂️ textualmente el año pasado en mis vacaciones en Tánger (Marruecos).
Pero en vez de desgastarte inmediatamente (como lo haría tu niño pequeño), lo que hace es hacer la petición persistente… a lo largo del tiempo y totalmente perfeccionada por la experiencia y el conocimiento de la persona a que tiene que realizar la misma:
«Necesitamos una alfombra nueva.»
Un tiempo después:
«Nuestra alfombra está horrible…»
Y después:
«Realmente no me gusta nuestra alfombra…»
Y así sigue.
Quizá unas semanas después mencione:
«Hay una alfombra a la venta en esta tienda de Tánger de pelo de cabra que…»
¿Sabes qué ocurrió? Mira 🤦♂️. Adivina que llevo en el hombro y viajó con nosotros más de 1.000 Km desde Tánger (Marruecos)